32. Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo, endemoniado.
33. Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel.
34. Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.